El quiebre del poder “suspensivo” de la TV fue posible en realidad
porque la producción, no supieron dimensionar acertadamente el poder
que supone Twitter y
banda ancha 6 megas,
máxime en manos de integrantes del jurado en un programa que, en gran
medida, basa su popularidad en las peleas que protagonizan entre ellos
mismos.
Twitter es un medio social, no un medio masivo tradicional, aún cuando la
Alfano lo usó como si lo fuera. Y a diferencia de la TV, que es
unidireccional y no admite las respuestas y menos aún la influencia de
la gente (excepto en los votos o en el rating), en la red del pajarito
azul, en cambio, lo que vale es la conversación en términos de
horizontalidad a través de
banda ancha 6 megas.